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Carmen Manzanera ha conversado con Alfonso Martínez, vocal de cultura, y a Juan Abellán, vocal y responsable de los encadenados de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.
Nuestros invitados han hablado de los preparativos para la procesión del silencio del Miércoles Santo, destacando la actividad continua de la cofradía durante todo el año y su creciente integración con la parroquia. En la entrevista se ha comentado las diversas iniciativas para involucrar a la comunidad, como una exposición diorama, un concierto de bandas, un viacrucis por el barrio y la estación penitencial de las Siete Palabras, buscando realzar la Semana Santa local. Finalmente, se resalta la peculiaridad de la procesión del silencio, marcada por el riguroso silencio y el respeto hacia el Cristo de la Buena Muerte, invitando a presenciar su emotiva entrada al templo.
La cofradía trabaja de forma continua durante todo el año, desde la finalización de una Semana Santa hasta la planificación de la siguiente. Se enfatiza la hermandad y la unión entre sus miembros, con reuniones semanales durante gran parte del año.
La cofradía ha experimentado un crecimiento y una mayor integración con la parroquia local, fomentando una relación de colaboración mutua y han venido realizando presentaciones de la cofradía a los niños de catequesis para darla a conocer desde temprana edad.
La cofradía busca la continuidad de actividades exitosas del año anterior, como la Estación Penitencial de las Siete Palabras (noche de Jueves a Viernes Santo), con el objetivo de convertirla en una tradición local. La principal novedad de este año es la exposición del diorama de la procesión y otras representaciones de la Semana Santa, que ha tenido una gran acogida.
La cofradía, junto con otras hermandades, trabaja para realzar la Semana Santa de Alcantarilla y atraer a la comunidad local, ofreciendo actividades diversas que van más allá de los actos religiosos tradicionales, buscando que la gente la sienta como suya.
Su rasgo definitorio es el silencio y el máximo respeto hacia el Santísimo Cristo de la Buena Muerte, involucrando a todos los participantes, desde los niños hasta los adultos. La entrada y recogida del Cristo en el templo, en completo silencio y con la plaza llena, es un momento especialmente significativo y emotivo.
